28 de agosto de 2011

Propuesta de Dirección

Intenta apuntar principalmente a la creación de un universo de representación particular, popular y sensible, donde lo tosco y lo mínimo se transforme en la base para contar la tragedia de los niños. Para concretizar dicho objetivo se torna muy importante la figura del actor, quien dará forma a dicho espacio, y construirá con su cuerpo y voz personajes que surgen de la tensión de lugares contrapuestos: el adulto y el niño, la espera y la huída, la resistencia y la acción, el juego y la muerte. También evocarán espacios íntimos y mágicos, de manera que la casa, lugar estático en que se sitúa la obra, no sea un obstáculo a la imaginación de los espectadores, sino que siempre esté en constante cambio, al igual que el tiempo.

De esta forma, el juego de espacio-tiempo que existe en la obra se potenciará y se creará una representación múltiple que tiene un comienzo y un final muy definido, que transcurre en la casa, pero que se mezcla con otros tiempos de la historia de los personajes, de los espectadores y de América Latina. Como si presenciáramos una historia conocida por todos pero en otro tiempo, que también podría ser en el nuestro y hasta quizás ya nos ocurrió o nos ocurrirá. Es precisamente esa inquietud la que pretendemos generar.

Finalmente la obra está concebida desde la intimidad, donde la cercanía del público con los actores y la historia es fundamental. Se hace necesario involucrar plenamente a los espectadores, casi como si estuvieran dentro de la casa, y las actuaciones deben rozar la cotidianidad en algunas ocasiones. Todo ello para que la tragedia que cuenta la obra sea experienciada por el público, y la reflexión que plantea el monólogo final, se realce y los cuestione directamente, sin rodeos.

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